Como ya hemos comentando, durante los años 60 entre peonzas, combas y cromos, empezaron a convivir los niños y no tan niños con el que sería uno de los mayores inventos del siglo XX, el televisor. Y con el televisor llegó a todos los hogares españoles que disponían de la “caja mágica” uno de los programas infantiles, emitido también por TVE, que más éxito tuvo en antena durante sus diez años de existencia, hasta la llegada del programa “los payasos de la tele”. Y es que estamos hablando de los Chiripitifláuticos, un programa destinado al público infantil-juvenil, a los niños de la década de los 60, los cuales nacieron en el franquismo y cumplieron la mayoría de edad en la democracia, pasando del blanco y negro al color.
El nombre de los chiripitifláuticos no tiene ningún significado, su palabra no viene en el diccionario. Su origen está en la creatividad de todos aquellos que hicieron, a través del televisor, que muchos niños y niñas corriesen a la salida del colegio para llegar a casa y poder ver su programa favorito mientras merendaban, un programa que como veremos en su análisis tiene unos valores dignos de destacar y comentar para entender mejor como consiguieron impregnar a todo su público. Los chiripitifláuticos aunque fuesen en blanco y negro llenaban de color las tardes grises de invierno.
La programación para los más pequeños comenzó a popularizarse con un espacio que se llamó “Antena Infantil”, siendo éste destinado exclusivamente a este público, dentro de un horario establecido de acuerdo a sus obligaciones y siendo revisadas todas sus emisiones para evitar que se reproduciesen valores contrarios a los establecidos por el régimen. En este espacio se ubican los chiripitifláuticos, estando en antena desde 1966 hasta el 1976, durando cada capítulo unos 30 minutos aproximadamente.
Entre sus personajes entrañables, cada cuál con un rol a desempeñar y valores que transmitir, destacan:
- Locomotoro conductor de todo menos del codo, un simpático "paletillo" con boina, interpretado por Paquito Cano inclinaba su cuerpo hacia adelante con los pies fijos en el suelo y sus frases más conocidas eran "que se me mueven los mofleeetes" (la cual decía cuando estaba contento) o "borra eso" (cuando se equivocaba y se daba cuenta), hola "amigüitos" (saludando), todos para uno (para él mismo) y uno para todos (repartiendo caramelos); uno para ti uno para mí, uno para ti dos para mí, uno para ti tres para mí...(también repartiendo alguna otra cosa). Saludaba: "Buenas tardes tardes".
- El Capitán Tan es tan capitán que parece un rataplan., con su inseparable salacot de explorador y su camiseta a rayas, era interpretado por Félix Casas. Siempre que encontraba la ocasión, contaba sus viajes con la siguiente frase: "En mis viajes por todo lo largo y ancho de este mundo".
- Valentina dulce y fina como una mandarina, siempre provista de unas grandes gafas, interpretada por María del Carmen Goñi, era la más inteligente, la sensata y la sabihonda del grupo. Saludaba: "Hola, señores chicos".
- El Tio Aquiles, con sobrinos a miles, un simpático anciano vestido de tirolés, era interpretado por Miguel Armario Bosch, representaba la cordura y la prudencia y era el encargado de poner freno a las extravagancias del resto de personajes.
- Los Hermanos Malasombra, interpretados por Luis González Páramo y Carlos Meneguini, eran dos pistoleros que iban vestidos de negro, pero cuando se convertían en los hermanos Buenasombra sus trajes eran blancos.
- El Payaso Poquito, (que cuando era pequeñito, viajaba en un bolsillo) interpretado por Nicolás Romero.
- Filetto Capocómico interpretado por Roberto Mosca era un personaje vestido con túnica romana, corona de laurel y lira, amante de la ópera. Le acompañaba un león de peluche llamado Leocadius Augustus Tremebundus.
- El niño Barullo era el más pequeño y estaba interpretado por un niño negro al que todos querían.
- Don Mandolio, era un señor vestido de negro dueño del Circo de don Mandolio que quería domar a Leocadius y que trataba mal al payaso Poquito.
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